Aunque durante bastante tiempo el baloncesto no ha sido considerado como un deporte de contacto es evidente que, hoy en día, debido a la intensidad con la que se juega, debe ser considerado un deporte de choque y de alto riesgo de lesión, al mismo nivel que el hockey o el fútbol.
Como en todos los deportes, podemos distinguir 3 grandes grupos jugadores de baloncesto que pueden determinar la presentación selectiva de un tipo de lesión u otro:
-El jugador ocasional.
-El jugador de baloncesto en crecimiento.
-El jugador profesional de baloncesto.
Lesiones en el Baloncesto del Jugador Ocasional.
La mayoría de los practicantes semanales u ocasionales de baloncesto no acuden al médico cuando sufren lesiones que se consideran leves, siendo muy alto el porcentaje de automedicación y autotratamiento. De esta manera, es imposible hacer un estudio que cuantifique y refleje con certeza cuál es la lesión más frecuente en este grupo, aunque ciertamente se considera que el esguince de tobillo es el motivo de consulta más común.
Lesiones en el Baloncesto de Jugadores en Etapa de Crecimiento.
La mayoría de los practicantes semanales u ocasionales de baloncesto no acuden al médico cuando sufren lesiones que se consideran leves, siendo muy alto el porcentaje de automedicación y autotratamiento. De esta manera, es imposible hacer un estudio que cuantifique y refleje con certeza cuál es la lesión más frecuente en este grupo, aunque ciertamente se considera que el esguince de tobillo es el motivo de consulta más común.
Dado que la participación deportiva en estas edades entraña unos riesgos de lesiones que son características debido al crecimiento óseo y articular, es necesaria una estrategia preventiva que evite dichas lesiones. En un reciente estudio europeo sobre motivos de consulta en niños menores de 15 años que practicaban deporte de forma regular, se detectó que en el sexo masculino los deportes con mayor incidencia de lesiones son el fútbol y el baloncesto y, en el sexo femenino la gimnasia rítmica y el voleibol.
La rodilla del saltador o tendinosis rotuliana (ver mas adelante) también puede afectar a los jugadores jóvenes. En estos casos suele asentar en la unión del tendón con la tuberosidad anterior de la tibia, sobre el núcleo de osificación. Las lesiones sobre núcleos de crecimiento se conocen genéricamente como osteocondrosis. En la rodilla el cuadro se conoce como síndrome de Osgood-Schlatter, y en ocasiones se aprecia un “bulto” en la parte inferior de la rodilla, correspondiente a la unión del tendón-hueso que se hace muy prominente y dolorosa sobre todo en períodos de crecimiento o tras los esfuerzos intensos, pasando a ser asintomática cuando el crecimiento cesa tras la adolescencia o cediendo el dolor con el reposo. Estos cuadros no tienen repercusión sobre el crecimiento salvo traumatismos que provoquen un arrancamiento de la apófisis de crecimiento: apofisiolisis, que son raros y que podrían si no se diagnostican y tratan correctamente provocar una deformidad en recurvatum (curva hacia atrás) de la rodilla del jugador joven. Afortunadamente son excepcionales.
Lesiones en el Baloncesto de los Jugadores Profesionales.
La NBA tiene un registro (Injury Reporting System) en el que se anotan todas las incidencias que sufren los jugadores, ya sea en los entrenamientos o en la propia competición. Se considera lesión aquélla que ha impedido la participación deportiva por lo menos un día después del incidente.
Recientemente se ha publicado un estudio sobre lesiones en la NBA. En él se refleja que la lesión más frecuente tanto en los entrenamientos como en la competición es el esguince tobillo. Sin embargo, las que provocan estar más tiempo de baja son las lesiones de rodilla, que obligaban al jugador a estar apartado de la actividad deportiva una media de 23 días.
El mayor número de lesiones (54%) se producen durante la competición, llegando a cuantificarse una media de 20,2 lesiones cada 1000 situaciones de juego, con un promedio de 0.94 lesiones por jugador cada año, siendo la mayoría de ellas la que afectan a la extremidad inferior, seguidas de las que dañan a la mano y a la muñeca. Es interesante destacar que la posibilidad de tener una lesión en la NBA crece conforme los jugadores van cumpliendo temporadas.
Las lesiones del jugador profesional suelen provocar una pérdida de 7 partidos de media por cada lesión. Es curioso también que casi el doble de las lesiones se produzca en los partidos que los jugadores realizan en casa. En cambio, cuando juegan como visitantes sufren menos percances, probablemente reflejo de la mayor intensidad de juego cuando se juega como local. Otro dato llamativo es que durante el primer cuarto de juego la incidencia de lesiones es mucho menor que en el resto del partido. Se puede interpretar como que hay un menor nivel de intensidad al comienzo de cada encuentro o a que el cinco inicial sea menos propenso a sufrir lesiones. Cuando hay un percance durante la segunda parte de los partidos, éstas suelen ser mucho más importantes y graves que las que acontecen en los primeros periodos en los encuentros. El cansancio y la fatiga o la mala preparación física se postulan como las principales razones de esta distribución asimétrica.
Además, aunque los resultados no sean uniformes, la literatura científica refleja que la posición de juego también se ha revelado como un factor predisponerte a sufrir lesiones.
En un trabajo realizado en el baloncesto universitario americano (NCAA) se objetivo que los aleros sufrían un 40% más de lesiones que los bases y estos, a su vez, se lesionan un 65% más que los pívots. El alero suele lesionarse en la mano y la muñeca y, en cambio, el base se daña la extremidad inferior con mayor frecuencia.
Tendinopatía Rotuliana en el Baloncesto.
También llamada “rodilla de saltador” es la principal tendinopatía del jugador de baloncesto. Cuando la lesión asienta en la unión del tendón con el polo inferior de la rótula, se conoce como entesítis del polo inferior de la rótula y supone el 90% de la patología que asienta sobre el tendón rotuliano.
Consiste en la inflamación, en las fases iniciales y el deterioro del colágeno, en las fases crónicas, de la unión del tendón rotuliano con el polo inferior de la rótula. Está causada por las continuas fuerzas de tracción-contracción que sufre dicho tendón al ser el salto vertical repetido la esencia de este deporte. Lógicamente no es exclusiva de este deporte, pudiendo aparecer en jugadores de balón-volea, saltadores o corredores.
Entre los factores extrínsecos (aquellos que no dependen del jugador) que pueden determinar su aparición figuran las características del entrenamiento, la frecuencia, duración e intensidad del mismo y el tipo de superficie.
Entre los factores intrínsecos (factores predisponentes del propio individuo) se encuentran las alteraciones de la rótula, como rótula alta o baja, los problemas del aparato extensor o el mal alineamiento del mismo, cuando las rodillas están en posición de X o genu valgo, o cuando la forma de las piernas tiene aspecto de “paréntesis” o genu varo; y las alteraciones de los pies, bien por exceso de arco plantar (pies cavos) o por defecto de arco plantar (pies planos).
El dolor de la tendinitis puede surgir durante y después del entrenamiento o de los partidos, en otras ocasiones puede aparecer durante y después de la actividad deportiva o, en las formas mas graves, antes y durante la actividad deportiva, impidiendo al deportista rendir al máximo nivel, llegando a limitar la práctica del baloncesto.
Se puede prevenir la aparición de la tendinitis de rodilla. Es importante la realización de ejercicios excéntricos con goma elástica para que el tendón se acostumbre de una manera más progresiva y fisiológica a las tracciones. Puede ser interesante el uso de una cincha infrapatelar. Es como un brazalete que se sitúa alrededor de la rodilla para que las cargas se trasmitan justo hasta dicha cincha y la zona dañada no reciba tantos impactos.
Tendinopatía Aquílea en el Baloncesto.
El tendón de aquiles es una estructura elástica especializada. Si la elongación que sufre el tendón es inferior al 5%, el tendón se recupera de forma completa cuando cede la fuerza de tracción. Si dicho tendón se estira entre el 5-10%, se rompen los puentes que unen las fibras entre sí, no recuperando ya la estructura previa. Si esto se repite, el tendón se desnaturaliza, provocando la tendinopatía o tendinosis, que es una degeneración del colágeno, no una inflamación. La mayoría de los esfuerzos y contracciones que realizan los tendones son inferiores al 5%. Cuando la fuerza que se aplica al tendón es 17 veces mayor que el peso corporal, el tendón de Aquiles se rompe. Este hecho explica la baja incidencia de roturas del tendón de Aquiles en el baloncesto, aunque los esfuerzos repetidos y la falta de descanso puede, en algunos casos desembocar en esta grave complicación, que ha de ser reparada quirúrgicamente
Fascitis Plantar en el Baloncesto
La fascia plantar es una estructura tendinosa que discurre por la planta del pie y que tiene dos funciones principales: mantener el arco del pie y ayudar a propulsar el pie al inicio de la marcha.
Es importante su función en la fase de despegue y aterrizaje del salto. En el despegue porque contribuye a modo de brazo de palanca para el impulso. En el aterrizaje, el arco del pie se aplasta y la fascia sostiene el peso del cuerpo y la bóveda ósea.
Si esto se realiza de forma repetida en deportistas muy pesados o por una pérdida de equilibrio entre diferentes grupos musculares, se puede producir la fascítis plantar o incluso, muy raramente, la rotura espontánea de la fascia, como le ocurrió a Pau Gasol que, en unos meses paso de enfrentarse a una rodilla del saltador, luego a una fascítis plantar y luego a una rotura de la fascia.
La prevención es similar a todas las anteriores. Es imprescindible realizar un estudio biomecánico del aparato locomotor, que incluya el apoyo plantar en las diferentes posiciones y gestos del jugador, corrigiendo en caso necesario, cualquier desequilibrio del mismo, mediante la elaboración de plantillas personalizadas.
Las plantillas personalizadas mejoran tanto la estabilidad como la amortiguación, absorbiendo el impacto del pie en su contacto con el suelo, tras cada salto.
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