El cuerpo humano cuenta con más de 600 músculos en todo el cuerpo que son esenciales para todas las actividades que realizamos. Desde el momento que nos levantamos de la cama por la mañana hasta la sonrisa que compartimos o bombear la sangre del corazón que llega a todo tu cuerpo, los músculos son fundamentales. Existen músculos voluntarios, como los que utilizamos para mover las piernas, o involuntarios como el músculo cardíaco que funciona sin que nosotros lo sepamos.
Los músculos esqueléticos forman parte del grupo de los voluntarios. Están unidos a los huesos a través de una especie de cuerdas que llamamos tendones. Esta unión tan fuerte que conforma nuestra capacidad ciclomotora puede sufrir múltiples problemas que afecten su buen funcionamiento. Hoy os hablaremos de los desgarros o roturas de fibras que pueden ocurrir en los músculos del sistema esquelético.
¿Qué es un desgarro muscular?
El desgarro muscular, también conocido como rotura de fibras musculares, consiste en una lesión que afecta al tejido muscular, donde las fibras que componen al músculo sufren una distensión excesiva o se rompen. Esta lesión suele producirse principalmente por un estiramiento brusco que supera la capacidad que tiene el músculo para elongarse. Asimismo, puede ocurrir por una lesión directa sobre el músculo, como por ejemplo un golpe, que provoque su ruptura. Existen múltiples causas que pueden producir o favorecer una rotura de fibras, y de ellas depende la gravedad de cada caso.
Tipos de rotura muscular
Los desgarros musculares se clasifican en tres grados, dependiendo de su gravedad:
• Desgarro muscular de primer grado: es el tipo menos grave de rotura muscular. En este caso, las fibras musculares sufren un daño leve, que puede incluir distensiones o estiramientos excesivos. Por lo general, este tipo de lesión se recupera rápidamente con reposo y tratamiento conservador.
• Desgarro muscular de segundo grado: este tipo implica una rotura parcial de las fibras musculares, lo que resulta en un dolor más intenso y una mayor limitación en el movimiento. La recuperación de un desgarro de segundo grado suele requerir un periodo de reposo más prolongado y fisioterapia.
• Desgarro muscular de tercer grado: es el tipo de desgarro más grave, y se caracteriza por una rotura completa de las fibras musculares. En este caso, el músculo se separa totalmente del tendón o del hueso, provocando un dolor intenso e incapacidad para utilizar el músculo. La recuperación de este tipo de lesión a menudo requiere una intervención quirúrgica, seguida de un largo periodo de rehabilitación.
Causas de rotura muscular más frecuentes
Dentro de las principales causas de rotura muscular podemos mencionar.
• Falta de elasticidad: un músculo rígido es más propenso a sufrir desgarros ya que tiene menor capacidad de adaptarse a movimientos.
• Falta de hidratación y alimentación: un músculo deshidratado o malnutrido tiene una mayor posibilidad de romperse por su debilidad, por ello es importante a la hora de hacer deporte hidratarse correctamente, consumir calcio, potasio, etc.
• Falta de calentamiento: antes de practicar un deporte es necesario calentar los músculos para favorecer su elasticidad, un músculo que se somete a movimientos bruscos en frío es muy propenso a sufrir lesiones.
• Falta de descanso: el descanso y el sueño son indispensables para que los músculos puedan relajarse y tener tiempo de recuperarse luego de una intensa actividad.
• Desequilibrio muscular: los grupos musculares del sistema esquelético están conformados por distintos músculos que tienen funciones contrarias entre sí y deben mantener un balance. Cuando este balance que mantienen ambos pierde el equilibrio natural, aumenta el riesgo de lesión.
Desgarros musculares más comunes
Algunas áreas del cuerpo son más vulnerables a los desgarros musculares, especialmente durante las actividades físicas intensas. Los desgarros musculares más comunes incluyen:
• Desgarro muscular en el cuádriceps: este desgarro se origina en la parte delantera del muslo y ocurre cuando sufre un traumatismo severo. Es una lesión sumamente común entre deportistas y puede causar dolor agudo, hinchazón y dificultad para extender la pierna.
• Desgarro muscular en los isquiotibiales: los isquiotibiales comprenden los músculos semitendinoso, semimembranoso y el bíceps femoral, los cuales permiten la flexión de la rodilla y la extensión de cadera. Este tipo de desgarro suele ocurrir durante movimientos explosivos, como saltar, provocando un dolor intenso en la parte posterior del muslo y limitando significativamente el movimiento.
• Desgarro muscular en el gemelo: los desgarros en el gemelo afectan las fibras musculares de la pantorrilla y suelen ocurrir por un estiramiento excesivo o una carga inadecuada, como en actividades de carrera o saltos. Los síntomas de este desgarro incluyen un dolor agudo en la parte baja de la pierna y rigidez.
Tratamiento de un desgarro muscular
El tratamiento para un desgarro leve o de primer grado suele ser manejado en casa bajo indicaciones de un médico. El método más conocido para hacerlo es el método PRICE, por sus siglas en inglés que significan:
• Proteger (Protect): cuidar la zona afectada de otras lesiones.
• Descansar (Rest): hacer reposo y evitar cualquier actividad que sobrecargue o exija el músculo lesionado.
• Hielo (Ice): aplicar frio en la zona afectada para reducir la inflamación y el dolor.
• Comprimir (Compress): aplicar presión sobre la lesión.
• Elevar (Elevate): mantener en alto la zona afectada para reducir la presión que favorece a la inflamación.
En los casos más graves de roturas musculares, como los desgarros de tercer grado, puede ser necesario una intervención quirúrgica para reparar el tejido dañado. La cirugía suele ir acompañado de un programa de rehabilitación, que incluye fisioterapia para recuperar la fuerza y movilidad del músculo afectado. En estos casos es fundamental asesorarse con profesionales especializados en traumatología para poder recuperar la capacidad muscular al 100% y no sufrir lesiones futuras.
Además, existe un nuevo método que resulta muy conveniente para todo tipo de lesiones deportivas: la terapia con células madre. La aplicación de células madre en desgarros musculares ha mostrado resultados eficaces, ya que acelera el proceso de recuperación. Este tratamiento no solo se aplica en desgarros musculares, sino que también se utiliza para el tratamiento en roturas óseas o articulares.
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