Qué es, síntomas, diagnóstico y tratamiento
La artrosis es una patología reumática que lesiona el cartílago articular.
Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por tanto, nuestra autonomía funcional y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular.
Cuando este cartílago articular se lesiona, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional. Normalmente la artrosis se localiza en la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie.
Síntomas
Es importante diferenciarla de la artritis, ya que en ésta es la inflamación la causante de la enfermedad y en la artrosis es el “desgaste”. Son dos enfermedades que cursan con dolor, en ocasiones hinchazón y rigidez, pero en la artrosis el dolor es de tipo mecánico (es decir, se desencadena con los movimientos y mejora con el reposo).
Origen
Esta enfermedad reumática no es hereditaria, pero sí tiene un componente de riesgo genético que, junto con otros factores, puede hacer que aparezca con más facilidad en los sujetos que tienen una historia familiar. Es importante conocer esto y conocer también que factores de riesgo como la obesidad, la falta de ejercicio físico o las alteraciones en la postura influyen en el desarrollo de la enfermedad y modificarlos está al alcance del propio paciente tanto para prevenir o retrasar los síntomas como para favorecer al tratamiento.
Factores relacionados con la artrosis
Sea o no conocida la causa última de la enfermedad, sí que podemos hablar de una serie de factores estrechamente ligados a su desarrollo:
1. Factores sistémicos: sexo, edad, herencia, osteoporosis (estado hormonal).
2. Factores locales: obesidad, inestabilidad articular (laxitud, deformidades), traumatismos repetidos, sobrecarga articular (ocupacional…).
3. Factores genéticos: existe una serie de genes estrechamente asociados al desarrollo de la artrosis que pueden estudiarse mediante un simple test de saliva.
¿Cómo se diagnostica la artrosis?
No existen alteraciones de laboratorio específicas de la artrosis ni marcador alguno que permita hacer un diagnóstico o seguimiento de la enfermedad.
Sin embargo, se están investigando nuevos marcadores de respuesta al tratamiento que probablemente se puedan utilizar en los próximos años. Existe también un test genético que analiza los principales genes asociados a la artrosis avanzada de rodilla y permite instaurar un tratamiento más precoz.
A la exploración física, pueden observarse deformidades articulares, por aumento del componente óseo y capsular y limitación de la movilidad con dolor a la presión, chasquidos y crepitación de la articulación.
El crecimiento de los extremos de los huesos que forman la articulación puede hacer que la articulación se agrande y ensanche.
La radiología en las fases iniciales puede ser normal, aunque lo más típico es observar un estrechamiento de espacio articular asociado a esclerosis subcondral, aparición de osteofitos marginales (prominencias óseas), quistes y anormalidades del contorno óseo.
¿Cómo se trata la artrosis?
Las terapias actualmente disponibles son:
Tratamiento no farmacológico: la fisioterapia, el ejercicio aeróbico (natación, paseo).
Tratamiento farmacológico: como primera opción, el paracetamol. Como antiinflamatorios no esteroideos se tiende a emplear los inhibidores de la COX-2 (celecoxib y rofecoxib). En algunos momentos pueden ser otros analgésicos como el tramadol o la codeína.
El sulfato de glucosamina y el condroitín sulfato estimulan la síntesis de matriz extracelular del cartílago y parece que ejercen un control moderado sobre el dolor articular, si bien los estudios realizados no muestran resultados totalmente definitivos. Los corticoides intraarticulares pueden ser eficaces en casos puntuales.
El ácido hialurónico y los factores de crecimiento plaquetario intra-articulares sirven para tratar aquellos pacientes con una artrosis refractaria al tratamiento médico al tener un efecto analgésico-antiinflamatorio y protector del tejido.
Tipos de artrosis según la zona afectada
• Artrosis de cadera
• Artrosis cervical
• Artrosis lumbar
• Artrosis de mano
• Artrosis de rodilla
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